Por Joan Bermúdez i Prieto, Abogado- Licenciado en Ciencias Políticas. Bermúdez Consulting & Management S.L.
Sumario:
- Introducción
2. Arrendamiento
3. Compra
4. Factores distorsionantes
5. Conclusión
Existe permanentemente, desde un posicionamiento, en ocasiones más conceptual que económico, la presentación de dos opciones, (como si siempre ambas fueran posible), para poder acceder a una vivienda, la compra y el alquiler, aunque no se puede negar que la disponibilidad de recursos por parte de quien necesita el bien para poder disponer de un entorno para residir su familia es el factor principal que decanta la toma de una decisión hacia una de las dos alternativas.
Introducción
Ciertamente la capacidad económica en el momento de la toma de una decisión es, en la mayoría de las ocasiones, la que hace decantar hacia una u otra opción el acceso a la vivienda, al margen de la voluntad de la familia o del coste final de una u otra opción.
Por otra parte una tendencia, incluso una cierta incitación (sobre todo desde las Administraciones), para que cada vez más se decanten, las familias, por el arrendamiento en lugar de acceder a una compra y disponer de un bien en propiedad. Las razones que se esgrimen por los defensores de una u otra opción son muchas y generalmente casi todas son lo suficientemente válidas para tenerlas en cuenta, aunque al final la que realmente debería prevalecer es la permanencia y la disponibilidad de esta vivienda a lo largo del tiempo.
Arrendamiento
Acceder a una vivienda en alquiler, en muchas ocasiones viene como consecuencia de la falta de recursos económicos suficientes para poder acceder a la compra. Esta dificultad puede venir derivada de varias situaciones, en ocasiones se produce aun cuando disponiendo de capacidad de endeudamiento (posibilidad de obtener una hipoteca), no se puede disponer de la cantidad inicial que requiere la compra de un piso, que se sitúa en torno al 30% del precio de venta, (incluye la cantidad no financiada por el banco, más los gastos notariales, registro e impuestos que debe asumir el comprador) en otras ocasiones ni tan solo podrían tener acceso a la obtención de una hipoteca. En estos escenarios no existe capacidad de decisión, la situación obliga a una vivienda en alquiler.
También se produce un debate entre compra y alquilar en función del coste de compra de una vivienda. Se presenta el arrendamiento como un menor coste frente a los precios que las viviendas van adquiriendo con el tiempo. En un mercado como el que existe en nuestro entorno, en que la oferta de arrendamiento es escasa y con una legislación que limita (salvo acuerdo entre las partes) el periodo de alquiler de un piso a tres años, genera una inseguridad en el futuro para la familia en una doble vía, por una parte cada tres años se corre el riesgo que el contrato no sea renovado, pero también comporta que el importe del alquiler mensual se incremente en cada renovación, lo que podría generar una mayor dificultad o la imposibilidad de soportar el nuevo alquiler. En ambas situaciones el resulta seria el cambio de vivienda y tal vez de lugar de residencia de la familia.
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