La rehabilitación de un edificio es una decisión que cuesta tomar, ya que los vecinos no quieren convivir con las obras durante mucho tiempo o no consideran que sea necesario si no afecta a la parte estética. Pero esa percepción podría cambiar si supieran que al realizarla el inmueble puede revalorizarse alrededor de un 20%, según los cálculos de la Agencia para la Rehabilitación de Edificios (Rehare) recogidos por Danosa, especialista en soluciones integrales para la construcción sostenible, con motivo de la celebración de Rehabitar Madrid, la cita organizada por el Ayuntamiento de la capital e IFEMA para concienciar a los madrileños sobre la importancia de reformar los hogares para que sean más eficientes.
Porque rehabilitación es sinónimo de revalorización del edificio, incluso en aspectos que a priori nadie imaginaría. Por ejemplo, cambiar el ascensor por uno que garantice una accesibilidad total a todos los vecinos puede revalorizar un 10% el edificio. De este modo, los residentes pueden cambiar esa percepción negativa de las rehabilitaciones, pues estas tienen un retorno que va más allá de lo estrictamente monetario.
Pero para lograrlo dar un paso más y no quedarse en un mero lavado de cara al edificio. Es decir, pese a que los vecinos suelan tener como principal motivación para rehabilitar el inmueble la parte estética, es necesario darle una vuelta de tuerca y combinar esa faceta con la funcional, con el objetivo de revalorizarlo teniendo en cuenta el confort.
Por ejemplo, con una mejora del aislamiento térmico de la envolvente del edificio los vecinos disfrutarán siempre de la temperatura adecuada en sus hogares, independientemente de la estación del año, y podrán reducir el gasto de energía hasta en un 70%, según las estimaciones de Danosa. Por otra parte, reforzar el aislamiento acústico disminuye los niveles de estrés y favorece el descanso y la tranquilidad en casa.
Hasta ahora, los ciudadanos se habían acostumbrado a convivir con frío, humedades o ruido en sus hogares, dejando de lado esa sensación de confort que ni se ve ni se escucha, pero se siente. Y si cada vez le dan más importancia al hecho de tener calidad de vida en casa, para ello la rehabilitación constituye una herramienta fundamental.
Madrid, en busca del confort en el hogar y la eficiencia energética
Precisamente, el actual es un momento óptimo para rehabilitar los hogares, ya que las instituciones públicas están volviendo a apostar por la rehabilitación y reforma de las viviendas para mejorar la imagen de las ciudades y la calidad de vida de sus habitantes. En esta línea, con Rehabitar Madrid, el Ayuntamiento de la capital –desde el Área de Desarrollo Urbano Sostenible- busca impulsar el Plan Mad-Re (Madrid Recupera), un proyecto de regeneración de la ciudad bajo el que se ha establecido una serie de zonas preferentes que recibirán subvenciones para realizar obras y actuaciones de mejora de la accesibilidad (ascensores, rampas…), la conservación de los inmuebles y la eficiencia energética (aislamiento de fachadas, cubiertas, ventanas, renovables…). En este sentido, el pasado 19 de julio se abrió una nueva convocatoria que cuenta con 49,7 millones de euros.
Para la consecución de los objetivos marcados la rehabilitación es una de las armas principales, dada su capacidad de mejorar el estado de los edificios y de hacerlos más eficientes. Porque estos resultan los grandes ‘depredadores energéticos’, ya que se llevan el 17% del total de energía que consume España, de modo que urge mejorar sus prestaciones energéticas para reducir las emisiones contaminantes en línea con los objetivos de la UE, que ha fijado el reto de rebajar las emisiones de CO2 en un 40% para 2030.
Danosa apunta que estas rehabilitaciones también sirven para apoyar el Plan A de Calidad del Aire, puesto en marcha por el Ayuntamiento madrileño para luchar contra la contaminación en la ciudad y que va más enfocado al transporte. Para el jefe del departamento técnico de la compañía, José Manuel Rojas, “las rehabilitaciones son fundamentales para acompasar el estado de los edificios españoles, que tienen una antigüedad media de más de 40 años, a la época actual. Por ello, los administradores y gestores de fincas deben apostar por ellas y por materiales eficientes para mejorar el estado del inmueble y la calidad de vida de sus habitantes”.