Por Ignacio Hombrados. Responsable de Impermeabilización de Danosa
Si por algo se ha caracterizado el invierno de 2017 ha sido por las intensas lluvias que han dejado inundaciones en varias zonas de España. Precisamente, las humedades son las principales enemigas de los inmuebles, ya que una exposición continuada puede afectar a la estructura de todo un edificio, poniendo en peligro su estabilidad. Por ello, impermeabilizar las viviendas es imprescindible para dotarlas del confort y la seguridad necesarios. Pero no solo se trata de las principales estructuras de un edificio, sino que también hay otras zonas, conocidas como ‘puntos críticos’, que son objetivo de las humedades, el moho y las manchas y que también se deben proteger, algo que es posible con tan solo una brocha o rodillo gracias a los nuevos sistemas de impermeabilización disponibles en el mercado.
- Introducción
- Contra la humedad, los aceites y las grasas
- Despídete de las humedades con tus propias manos
- Conclusiones
- Introducción
Que la humedad es el principal enemigo de las viviendas no es nada nuevo. Las lluvias, nevadas y heladas dejan su rastro en forma de humedad, manchas, moho y goteras. Los edificios son los que más sufren estas consecuencias, haciendo que la vida en el hogar no sea todo lo confortable que debería, ya que se produce una sensación de humedad que rebaja la temperatura –elevando más el gasto en calefacción- y, además, perjudicando a la salud.
En las viviendas, además, hay una serie de lugares que son el blanco perfecto de estas humedades. Se trata de los conocidos como ‘puntos críticos’, que están repartidos por toda la estructura del inmueble y que muchas veces pasan desapercibidos, pero deben ser igualmente objeto de los cuidados y atenciones a la hora de realizar obras de rehabilitación. Estas zonas se encuentran en las cocinas, baños y terrazas, fundamentalmente, y en el exterior en las zonas en sombra, como los esquinazos de las viviendas. En ellas las humedades son más frecuentes, pues, al no recibir rayos de sol de forma directa, son más propensas a acumular humedades y a la aparición de microorganismos, que a la larga pueden afectar a toda la estructura del edificio.
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